martes, 30 de agosto de 2011

*Dedicado a Antonio L.

Te detengo. No te sujeto de las piernas, ni te sostengo de los brazos. No te jalo ni con uñas ni con manos. Te detengo, para que evadas el reloj que va marcando; para mezclarte entre el fuego que duerme en el ocaso, para confundirte con la luna que va despertando. Es plasmarte dentro de esa locura que llamamos tiempo, pero no confundas. No te quiero fijo ni estático. A ti no te va lo petrificado. Te quiero escurriéndote en todos los minutos y segundos que marca está existencia. Te convierto en un acto, en significado perpetuo. Lo hago, no porque se me antoje ni porque me dé la gana: es porque te amo. Te quiero presente en cada calle que cruzo, en cada estrella del cielo. Que se joda la cursilería, lo digo en serio. Que se joda esta vida si no es contigo. Te detengo, para contemplarte, hasta que la eternidad se nos acabe y se nos escurra de los dedos. Y que se joda el resto.



sábado, 20 de agosto de 2011

Realidad + Ficción : Joy Division



Hoy, en Realidad + Ficcion les presento a Joy Division ; grupo ingles nacido a mediados de los setenta, abanderado del post-punk.


FICCIÓN



Presentacion de "Disorder", en la película "Control"; una biopic que narra las desventuras de Ian Curtis.


REALIDAD



Presentación en vivo de Joy Division, interpretando "Disorder"


BONUS: LA REALIDAD "ARREGLADA"




"Disorder", versión de estudio, dentro del álbum Unknown Pleasures









¡Pero que voz se cargaba Ian Curtis!

Nocturno #3


La ciudad de noche habla a través de sus calles; le susurra a las iglesias y sus plazas. Murmura los secretos que posee el asfalto. Secretos  que se cuelan por las rendijas de las casas. La ciudad de noche es una reflexión de los pensamientos que no tienen cabida en las horas de la mañana.


Minino, de ojos vitales, vete con cuidado. La calle está húmeda, y tú ya hueles a olvido. Te gusta bailar entre las sombras, te he visto; pero vete con cuidado; te lo pido. Aunque seas felino y gires entre asfaltos y muros, aunque bailes ávido en la ausencia de luz que se inscribe en la acera, ten cuidado. La calle tiene muchos dientes, son colmillos afilados. La noche abre sus fauces y a más de un gato se ha tragado. Encomiéndate  a la luna, para que puedas seguir bailando.

 

La ciudad transpira ya caída la noche. Exhala todas las toxinas que le han colgado los rayos del sol; de las colillas de cigarrillos que se van barriendo, de las pisadas y huellas que se van borrando. Se sacude el polvo que le entra entre las baldosas de la acera. Tose un par de veces, pero exhala, finalmente. Abre sus enormes ojos al cielo, para robarle ese haz de brillo a la luna. Para estar al pendiente de los locos que se encomiendan a ella y guarecer a los amantes.



viernes, 19 de agosto de 2011

Felino azul




Los amantes fervientes y los sabios austeros
adoran por igual, en su estación madura,
al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura
de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.

Amigos de la ciencia y la sensualidad,
al horror de tinieblas y al silencio se guían;
los fúnebres corceles del Erebo serían,
si pudieran al látigo ceder su majestad.

Adoptan cuando sueñan las nobles actitudes
de alargadas esfinges, que en vastas latitudes
solitarias se duermen en un sueño inmutable.


Mágicas chispas yerguen sus espaldas tranquilas,
y partículas de oro, como arena agradable,
estrellan vagamente sus místicas pupilas.


Poema LXVI – “Los Gatos”
“Las Flores Del Mal” (1857)
Charles Baudelaire


sábado, 6 de agosto de 2011

Ca-sua-li-dad

Siempre me han gustado las casualidades. Me encantan; capaces de unir una húmeda y perdida calle en Budapest, con un disco que acaba de dar la tercera vuelta dentro del reproductor. Las casualidades son capaces de retratar  círculos cromáticos en los que se desenvuelven nuestras vidas. Resumen días y relaciones. Es un momento instantáneo, efímero, de “algo” que se venía tejiendo con un hilo largo.

Toda casualidad es un encuentro; un encuentro no pactado, toparnos con uno de los nudos de la cuerda;  con algo que ávidamente se posiciona más allá de nuestro ingenio, de nuestras costumbres y hábitos. Es un caminar por la calle; topándote con algo, con otro, contigo mismo en la vereda: es el reconocimiento que se hace desde la otra parte de la acera. Reconocimiento válido para alzar el pie y acercarnos. Es el puente que se inscribe, de acera a acera.

La gracia de estos bichos es la manera en la que se consumen: se cuecen en segundos pero su ardor queda. El calor quema. La percepción, la huella irrevocable, va detrás de la sensación, el instante. Una casualidad permanece, intacta, en nuestras memorias. Olvidaremos las causas, lo que le precedía, aquello que permitió que naciera; mas jamás se desgastará el momento. La fotografía instantánea se graba, a pesar de los años y de las circunstancias. A pesar de lo adverso. Las casualidades permanecen sólidas, taladrándose paso adentro; creando sus propias conexiones: Uniendo una húmeda y perdida calle de Budapest con un disco, que acaba de dar la tercera vuelta dentro del reproductor.

Las casualidades nacieron de nosotros; de ti y de mí, de todos. Son trozos de lazos que vamos amarrando: un intento, por acercarlo todo.