martes, 30 de agosto de 2011

*Dedicado a Antonio L.

Te detengo. No te sujeto de las piernas, ni te sostengo de los brazos. No te jalo ni con uñas ni con manos. Te detengo, para que evadas el reloj que va marcando; para mezclarte entre el fuego que duerme en el ocaso, para confundirte con la luna que va despertando. Es plasmarte dentro de esa locura que llamamos tiempo, pero no confundas. No te quiero fijo ni estático. A ti no te va lo petrificado. Te quiero escurriéndote en todos los minutos y segundos que marca está existencia. Te convierto en un acto, en significado perpetuo. Lo hago, no porque se me antoje ni porque me dé la gana: es porque te amo. Te quiero presente en cada calle que cruzo, en cada estrella del cielo. Que se joda la cursilería, lo digo en serio. Que se joda esta vida si no es contigo. Te detengo, para contemplarte, hasta que la eternidad se nos acabe y se nos escurra de los dedos. Y que se joda el resto.



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