viernes, 8 de julio de 2011

Nuestra Paciencia

Pobrecita paciencia, venimos a darle en la madre en estos desesperados tiempos con un sustituto; para aquellas personas cuyo paladar es intolerante y se ve en la necesidad de llenar esa insuficiencia con algo “parecido” y en pequeñísimas dosis.

La  génesis del problema reside en que a la gente se le enegrece la lengua al poco tiempo. La paciencia ya no puede ser degustada con el sentido, solo se traga en una vía rápida de la boca al esófago, sin ninguna clase de apreciación previa, sin la caricia de las papilas gustativas que con tanto derecho le corresponde. Hoy en día nos conformamos con poco, con tan poco. Poco importa si el sabor carece de realidad, de textura; los sustitutos y su irrealidad son más que suficiente.

En esta sociedad inmersa de compuestos artificiales poco importan ya los sabores; las esencias que solían recrearnos, las que dejaban esa palpable y cariñosa huella en nuestros sentidos, han desaparecido por pura conveniencia. Por lo rápido. Por lo fácil. Se nos han muerto las sensaciones y todo su círculo cromático, adiós a los colores puros y entremezclados, a la trama caleidoscópica. Pero bueno, esta sensiblería carece de importancia. Disfrutad vuestros sustitutos.

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